INTRODUCCIÓN
La idea de realizar un estudio sobre las vidas paralelas de
mujeres olvidadas ha sido tomada de Plutarco, escritor romano que empareja
biografías de un personaje romano y otro griego, de importancia similar y de la
misma profesión. Con esto, Plutarco inició un nuevo modo de ver la historia, la
Historia comparada, como así lo indica Emilio M. Aguilera en el prólogo del
libro: “La mayoría de sus trabajos implican una serie de paralelismos, que,
en definitiva y por la comparación que sugiere Plutarco, implican una original
y admirable crítica[1]”.
De ahí surgió la idea de nuestro trabajo: presentar de
forma paralela las vidas de mujeres
olvidadas, escritoras y pintoras de los siglos XVIII y XIX. El objetivo es
intentar comprender al máximo las diferencias culturales, artísticas e incluso
ideológicas que rodeaban a estas mujeres, imitando el estilo de Plutarco, ya
que “El insigne historiador no intenta solamente trazar los retratos de unos
cuantos personajes destacados, que fueron ejes de la historia en sendos
momentos, sino que obligándose por el apuntado propósito comparativo,
desentraña o deduce notables conclusiones[2]”.
Pero no solo Plutarco utilizó las vidas comparadas como modo de análisis de la
historia, sino que ha habido historiadores que también lo han hecho, como Lord
Bullock en su libro Hitler y Stalin, dos vidas paralelas, Steve J. Heims, autor de las biografías comparadas
de Von Neumann y Viener, o el pintor Luis Quintanilla, quien quiso imitar a
Plutarco escribiendo cincuenta biografías comparadas de pintores, aunque
desgraciadamente no pudo terminarlas. Esther López Sobrado, en el prólogo de
los tomos editados por la Universidad de Cantabria acerca de las vidas
comparadas de este pintor recuerda que Luis
Quintanilla muestra “su visión de la historia de la pintura moderna, puesto
que compara a los artistas de un modo personal, indicándonos con frecuencia el
diferente planteamiento estético en función del país en el que vive el pintor o
de su propia personalidad artística. Resulta muy interesante puesto que es como
si el mundo del arte fuera entregado por un espacio breve de tiempo a un
artista para que nos proporcione su inconfundible forma de ver[3]”.
En nuestro caso hemos optado por mujeres en dos tipos de
creación que se nos antojan paralelas: la pintura y la escritura. El hecho de
elegir pintoras extranjeras y escritoras españolas nos ha permitido poder comparar la situación de
España con la de otros países en la literatura y en el arte en periodos de
tiempo prácticamente similares, en los que se desarrolló la vida de estas
insignes mujeres.
Las vidas de nuestras escritoras se desarrollan
principalmente en los siglos XVIII y XIX, siglos en los que se sientan las
bases del mundo en el que vivimos.
Es precisamente en el siglo XVIII cuando surge el
movimiento intelectual conocido como Ilustración, que defendía la razón y la inteligencia
humana. Su crítica al Antiguo Régimen acabará contribuyendo al surgimiento de
la Revolución Francesa, no olvidemos que poco tiempo antes se había demostrado,
en la independencia de las colonias inglesas de Norteamérica, que las ideas
ilustradas podían llevarse a cabo. Tras el imperio napoleónico, el Congreso de
Viena supuso la vuelta al absolutismo y la lógica reacción mediante las
denominadas Revoluciones Liberales Burguesas, cuyo último brote en 1848 supone
el abandono de las ideas absolutistas en Europa occidental. La publicación, ese
mismo año, de El manifiesto comunista de
Marx y Engels habla de las nuevas relaciones de clases que desencadenan los
movimientos obreros y su lucha por los derechos laborales y políticos.
Pronto se produce la segunda revolución industrial y
asistiremos a finales del siglo XIX a una serie importante de cambios, muchos
de ellos motivados por la nueva fuente de energía: la electricidad. Así, entre
1870 y 1914 se sientan las bases del mundo que conocemos. Es también esta la
época del sufragismo, la lucha de la mujer por equipararse al hombre y acceder
al voto, comenzando el sufragio universal a partir de 1906, año en el que en
Finlandia se reconoce el derecho al voto para la mujer[4].
En el mundo de la literatura y el arte apreciamos cómo se
evoluciona desde el encorsetamiento que suponen las normas de las academias
neoclásicas hasta la lucha por la libertad individual a través del subjetivismo
romántico de la primera mitad del siglo XIX, que se trueca en realismo en la
segunda mitad de este siglo, cuando los trabajadores se convierten en los
verdaderos protagonistas de los libros y los cuadros.
En las tres últimas décadas decimonónicas, la revolución
llega al mundo del arte a través del impresionismo, que obliga, por primera vez,
al artista a pintar al aire libre, y sobre todo de los grandes artistas
postimpresionistas como Cézanne o Van Gogh, Gauguin o Seurat, que abrirán la
brecha que en el siglo XX se tornará en las provocadoras vanguardias de las primeras décadas del siglo XX.
Este es el ambiente en el que desarrollaron su vida y
obra las mujeres escogidas para nuestro trabajo.
[1] PLUTARCO:
Vidas paralelas. Biblioteca de la
Historia, Ediciones Orbis,1986, pág. 8.
[2] Ibidem.
[3]
LÓPEZ SOBRADO, Esther: Luis Quintanilla,
vidas comparadas de artistas. Edit. Universidad de Cantabria, Santander
2008, pág. 38
[4]
No hemos incluido aquí, por centrarnos en Europa, el caso del voto conseguido en
Nueva Zelanda en 1893.
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