4. Julia de Asensi (1859-1921) y Elisabeth Southerden Thompson (1846-1933)


JULIA DE ASENSI (1859-1921)

Julia de Asensi y Laiglesia nació en Madrid el 4 de mayo de 1859. Al ser hija del diplomático Tomás de Asensi, pudo recibir una rica educación, lo que le permitió desarrollar su talento humanístico. De hecho, a la temprana edad de 7 años dejó de lado las muñecas para dedicar por completo su tiempo libre a la lectura de libros.
En su juventud se convirtió en animadora cultural en Madrid y Barcelona, y abrió las puertas de su casa para albergar tertulias literarias con hombres y mujeres de su tiempo.
Quienes la conocían decían que era una mujer con un carácter extremadamente serio, aunque siempre se mostraba afable y cariñosa hacia las personas cercanas a ella, lo cual nunca dejaba de sorprenderlos (1) 
Mientras tanto, fue dándose a conocer como escritora, desarrollando así su talento literario de diversas formas: como periodista en “La revista contemporánea” o en “El álbum Ibero-americano”; cultivando géneros como la poesía, la novela, la narración didáctica o el teatro; y  la traducción de textos del francés.
Nunca se casó ni tuvo hijos, por lo que pudo dedicar toda su vida a la literatura.
Falleció en el año 1921 a los 62 años.

Como escritora, es considerada una romántica tardía, ya que se dio a conocer en una época donde predominaban el Realismo y el Naturalismo. Pese a haber cultivado casi todos los géneros y temas de su época, destacó principalmente en la prosa didáctica para niños. Estas son algunas de ellas:
  •  Santiago Arabal: historias de un pobre niño (1894): narra la historia de un niño llamado Santiago, huérfano de madre, marcado por una profunda tristeza, que pasa los días en su humilde vivienda esperando a que su padre regrese del mar. Santiago termina enamorándose de la niña que vive en la casa de al lado, creando así diversas situaciones y acontecimientos con un inesperado desenlace. (2)
  • Auras de otoño (1897): antología de cuentos infantiles

  • Brisas de primavera (1897): antología de cuentos infantiles.
  • Cocos y hadas (1899): es su antología de cuentos infantiles más famosa. Algunos de ellos son “El coco azul”, “Las buenas hadas” o “La casa del bosque”.
  • Biblioteca rosa (1901): colección completa compuesta por doce títulos.
  • Victoria y otros cuentos (1905).
  • Los molinos de levante y otras narraciones (1915).



Dentro de su producción destacan también las leyendas en prosa y verso, muy de moda durante el periodo romántico. Se inspiró en autores como Gustavo Adolfo Bécquer, Fernán Caballero y Lope de Vega.  La obra más destacada de este grupo es:
  • - Leyendas y tradiciones en prosa y verso (1883) que incluye historias como "El encubierto", "La estatua rota", "El Cristo de la luz"…
Algunas de sus obras para adultos más destacadas son:


  • Tres amigas (1880): novela literaria escrita en prosa.
  • Novelas cortas (1889): agrupación de historias realizada por la propia autora, tales como “La casa donde murió”,La nochebuena”, “Los dos vecinos”, “La vocación”, “Dama en una aldea”, etc.

  • Herencia de sangre (1892): novela literaria escrita en prosa.


Tal sólo escribió una obra de teatro, titulada El amor y la sotana, una comedia escrita en un acto escrita en verso, que versa sobre el tema del conflicto decimonónico y el amor humano. Se estrenó en el teatro Martín, en Madrid, el día 4 de marzo de 1978. 
Una gran parte de su obra fue publicada en forma de relatos en las múltiples revistas de la época en la que participó como periodista y editora. Algunas de ellas son: El camarada. Semanario infantil ilustrado, Revista contemporánea, Álbum Ibero-Americano, El amigo de las damas, La moda elegante, La mesa revuelta, El bazar, La familia, El eco de Europa, La ilustración de la infancia, La época, Flores y perlas, El correo de la moda...

BIBLIOGRAFÍA
(1) DÍAZ MÉNGUEZ, I., Julia de Asensi, Madrid, Ediciones del Orto, 2006. 
(2) ASENSI, J. Santiago Arabal: historia de un pobre niño, Madrid, Hijos de M.G. Hernández, 1894.



 ELISABETH SOUTHERDEN THOMPSON (1846-1933)


Bien es cierto que Elizabeth Southerden pasó una gran parte de su vida en Europa, a caballo entre varios países (Inglaterra, Suiza, Italia, Francia…) pero, al casarse con sir William Butler, abandonó este continente para adentrarse en África y Oriente, donde pintó numerosos retratos sobre las guerras coloniales que allí se daban, y tan solo regresó al enviudar, pocos años antes de su muerte.
En Europa, a mediados del siglo XIX, la población y especialmente la de Inglaterra aumentó, gracias al despegue de la economía con la revolución industrial.
Remnants of an army, 1879


También se dieron abundantes innovaciones en el campo de la ciencia y la tecnología, así como también se desarrollaron nuevos inventos, tales como al avión y la primera vacuna, pero los hechos históricos que sin duda influyeron en la vida de Elizabeth fueron las guerras, especialmente las influidas por el colonialismo inglés. Durante el colonialismo inglés, a finales del siglo XIX, Inglaterra amplió su imperio por medio de conquistas, expansión pacífica y por guerras de anexión. De esta manera, el imperio comprendía La India, Hong-Kong, Shanghái, Afganistán, Birmania (en Asia), Egipto, Sudán, Livingstone y Stanley (en África), Canadá, Jamaica, Guyana inglesa, Honduras, Islas Malvinas (en América), Australia, Nueva Zelanda y algunas islas del Pacífico (en Oceanía). Por ello, se formó un gigantesco Imperio Colonial que alcanzaba unos 28.000.000 de kilómetros cuadrados y una población cercana a los 300.000.000 de habitantes.
Balaclava, 1877


Las más influyentes y las que Elizabeth se dedicó a pintar fueron: la primera guerra anglo-afgana (los ejércitos ingleses invadieron Afganistán, 1839), que representa con su cuadro  “Remnants of an Army”(restos de un ejército); la batalla de Rorke's Drift, (una batalla contra los guerreros zulúes en Sudáfrica, 1879), con un cuadro que lleva el mismo nombre; la primera guerra de los boer (guerra entre el imperio británico y los colones neerlandeses, 1880) con Floreat etona! (Eton puede florecer) y la batalla de Balaclava (enfrentó a los rusos contra los turcos franceses y británicos, 1854), con un cuadro titulado Balaclava.
Pero sin duda el hecho trascendental en su vida fue el estallido de la I Guerra Mundial, en 1914, ya que, había regresado a su país cuatro años antes, pero se vio obligada a refugiarse en la casa de una de sus hijas, lo cual no impidió que siguiera pintando escenas sobre ella, aunque su fama comenzó a difuminarse: ya nadie creía en el heroísmo de la guerra.












Floreat etona!, 1882



 Elizabeth Southerden nació en Lausana, una pequeña ciudad suiza, el 3 de noviembre de 1846.Tanto ella como su hermana, Alice Maynell, crecieron en un ambiente culto y rico, ya que su padre,Thomas James Thompson, era escritor e íntimo amigo de Charles Dickens, y su madre, Christina Weller, concertista de piano.[1]
 “I was born at the pretty "Villa Claremont" just outside Lausanne and overlooking Lake Lemon. I made a good start with the parents Providence gave me. My father, cultured, good, patient, after he left Cambridge set out on the "Grand Tour" and after his unsuccesful attempt to enter Parliament devoted his leisure to my and my younger sister's education.[2]
A los dieciséis años, convencida de su vocación como pintora, comenzó a recibir enseñanzas de arte en Italia, pero no fue hasta 1866, con 20 años, cuando se mudó a Londres y se matriculó en la Female London Academy.
Cuadro que inspiró a Elisabeth para pintar escenas de guerra.



Pocos años más tarde, bajo la tutela del artista Giuseppe Bellucci, entró en la Accademia de Belle Arti [3] de Florencia, lugar donde perfeccionó su técnica confeccionando cuadros de temática religiosa, coincidiendo con su cambio al convertirse al cristianismo católico.
Su vida cambió en 1870, ya que tras realizar un viaje a París se sintió maravillada al contemplar una escena de batalla de Jean-Louis Meissonier[4].  
A partir de ese momento, tuvo claro cuál iba a ser su vida, por lo que abandonó sus estudios en Florencia para dirigirse a la Royal Academy of Art de Londres.

Su éxito llegó con el cuadro The Roll Call, en la exposición anual de la Academia. Su éxito fue tal que varios policías tuvieron que controlar a la multitud de personas que deseaban verlo.
"The Roll Call", cuadro que le condujo a la fama.
Imagen publicitaria de cigarrillos


A partir ese momento se convirtió en una celebridad en Londres, llegando a ser imagen publicitaria de cigarrillos y postales.
Sir William Butler


Si
A los 31 años se casó con sir William Butler, un alto oficial del ejército, con quien tuvo seis hijos. Sobre el momento en el que se conocieron deja constancia en su autobiografía: “When the newly-promoter Major Butler was lying at Netley Hospital, just beginning to recover from the Ashanti fever that had nearly killed him at the close of that campaign, his sister Frances used to read to him the papers, and they thus learnt together, how, at the Royal Academy banquet of that spring, the Prince of Wales and the Duke of Camdridge had spoken as they did of Miss Elizabeth Thompson. As paper after paper spoke of me and from my work. He said one day to his sister, in utter fun under his slowly reviving spirits: "I wonder if Miss Thompson would marry me?" Two years after that he met me for the first time, and yet another year was to go by before the Fates said: "Now![5]"
Junto a su esposo viajó y conoció las guerras coloniales de África y Oriente, realizando cuadros de batallas y soldados, aunque siempre mostrando la cara del honor, el heroísmo y la belleza de la guerra, jamás el dolor o las atrocidades. Durante este periodo se dedicó a escribir su autobiografía, con ilustraciones realizadas por ella misma. Dedicó este libro a sus hijos, en él explica sus sentimientos y sus ideas sobre la guerra. Lo curioso de todo ello es que no veía la parte negativa que conllevan todas  las guerras, sino tan solo el heroísmo y la grandeza de su país.[6]
Tras retirarse su marido, regresaron a Irlanda, donde continuó pintando y exponiendo sus cuadros, aunque se vio obligada a refugiarse en la casa de una de sus hijas al estallar la I Guerra Mundial. “On getting home to Ireland I set to work upon a series of khaki watercolors of the War for my next "one-man show", which opened with most satisfactory in May, 1917. One of the principal subjects was done under the impulse of a great indignation, for nurse Cavell had been executed.[7]
Años después se quedó viuda, con 64 años, continuó pintando, esta vez escenas de la I Guerra Mundial, aunque su fama se había difuminado y ya nadie creía en la belleza de la guerra, sino más bien en
todo lo contrario.

Murió en Irlanda, en la vieja mansión de su marido, el 2 de octubre de 1933, a los 86 años.

Como ya he mencionado, la casi totalidad de sus obras están ambientadas en escenas o situaciones que guardan relación directa con la guerra, aunque siempre evita representar al enemigo; salvo las que pintó en sus primeros años, que lamentablemente no aparecen en ningún archivo digital o impreso.
Su obra es muy subjetiva, ya que solo representa la cara atractiva de la guerra, dejando de lado el sufrimiento, el horror, la tortura o las atrocidades que tienen que ver con ella.
“The 28th Regiment at Quatre Bras [8]”:


La pintura representa una visión heroica de las fuerzas británicas el 16 de junio de 1815,  en el pueblo de Quatre Bras (sur de Bruselas), durante una campaña contra el ejército napoleónico.  Cuando era pequeña había visitado el campo de batalla, lo que ayudó a consolidar su visión del mismo. Para la composición de esta obra se basa  libro escrito por el capitán William Siborne, “La historia de la guerra en Francia y Bélgica”.
Para pintar el cuadro, un ejército dispuso trescientos hombres para que participasen en una reconstrucción y disparasen sus rifles ante la atenta mirada de Elizabeth.
De hecho, ella misma dijo del cuadro:
“My own reading of war – that mysteriously inevitable recurrence throughout the sorrowful history of our world – is that it calls forth the noblest and the basest impulses of human nature” (“Mi propia lectura de la guerra, esa recurrencia misteriosamente inevitable a lo largo de la dolorosa historia de nuestro mundo, es que llama a los impulsos más nobles e inferiores de la naturaleza humana")[9]
La pincelada de la obra está muy cuidada, contribuyendo a darle un mayor realismo a la obra.
Los colores utilizados son tonos oscuros, y, de hecho, produce la sensación de que toda la obra está impregnada de un sutil tono gris, que contrasta deliberadamente con el rojo del uniforme de los soldados.
La luz es escasa, ya que el cielo está cubierto de nubes grisáceas que impiden su paso. Pero, sin duda, lo que más llama la atención de la obra es su composición, es decir, la disposición de los soldados en una especie de triángulo que provoca que paseemos la vista por toda la alineación perfecta de rifles. A cada lado de la obra hay colocado un caballo, lo cual hace que la distribución de masas se compense y se proporcione un correcto equilibrio en toda la obra.
Las sensaciones que produce son de asombro y temor, que contrasta con el heroísmo mostrado en los soldados y en la grandeza del imperio británico.



“The roll call[10]


La pintura representa el pase de lista del ejército británico durante la guerra de Crimea[11], en 1854. Elizabeth mandó reconstruir la escena varios años después.
Fue la pintura que la catapultó a la fama, ya que la cedió a la Royal Academy de Londres para su exposición, sin ser consciente del enorme éxito que iba a tener, se desplazó gente de todo el país para verlo, y tuvieron que colocar policías para controlar a la gran cantidad de público que iba a contemplarlo, siendo la tercera vez en la historia de la Academia que esto sucedía[12]. Finalmente, la reina Victoria lo compró para exponerlo en el palacio de Buckingham.
El cuadro representa una línea irregular de soldados, muchos claramente exhaustos o heridos. De hecho, uno de ellos se ha desplomado mientras otro oficial pasa lista.
Continúa con su temática habitual, la guerra, con la misma gama de colores que la obra anterior, aunque quizá algo más apagados y oscuros, y sin elemento alguno que contraste, excepto el suelo cubierto de nieve y el cielo de nubes blancas.  La perspectiva de la obra es abierta, ya que representa a un gran número de soldados, y no se centra en ninguno de ellos en especial.
El elemento más llamativo de toda la obra es el caballo situado a la izquierda, que compensa su peso visual con el hombre agotado desplomado en el suelo. La obra produce sensación de continuidad de la fila de soldados y un despreocupamiento general por parte de estos, aunque todo indica que acaban de combatir, ya que se les nota cansados.



“Scotland Forever![13]

La pintura representa la batalla de Waterloo, que enfrentó al ejército francés y a las tropas inglesas, holandesas y alemanas. Para pintarlo, se excavó una trinchera en el suelo para que ella se sentara dentro con su caballete mientras un ejército se le aproximaba.
Durante la I Guerra Mundial, esta fue la imagen utilizada por los británicos como material de propaganda. La pintura se exhibió en Piccadilly en 1881, y posteriormente se convirtió en una fuente de inspiración para la película de la guerra de Waterloo.
El cuadro representa a un enorme grupo de soldados montados a caballo que se acercan al observador, todos encabezados por el mando superior del ejército. Al contrario que en la imagen anterior, estos no parecen cansados o heridos, sino que representan una gran fuerza unida y difícil de vencer. La temática es la guerra, aunque ahora ha cambiado de registro de color para proporcionar a la imagen unos colores más vivos, más luminosos. El contraste se establece entre el rojo del uniforme de los soldados contra el blanco de los caballos y de las nubes del cielo. La luz es natural y aporta vivacidad a la imagen, y el equilibrio de masas se consigue colocando el mismo número de soldados a ambos lados y el elemento que más llama la atención, el mando superior del ejército, en el centro. La pincelada continúa siendo prieta, y nos proporciona sensación de terror, lo cual probablemente es lo que debieron de sentir la tropas enemigas cuando el ejército británico se aproximó a ellas.

Elizabeth Southerden fue una mujer realmente asombrosa, ya que consiguió abrirse paso en una profesión tan difícil y propiamente masculina como es la pintura, pero además, no conforme con eso, se adentró en uno de los temas más curiosos, pero menos propios de una mujer: la guerra.
Imaginamos que no sería fácil para ella lograr que la gente apreciase su obra, y mucho menos conseguir que la aprobación de los críticos de arte, como es el caso de John Ruskin:
“Yo nunca me había aproximado con tantos prejuicios hacia ningún cuadro como el que lo había hecho con la obra de la señorita Thompson; primero porque siempre he mantenido que ninguna mujer era capaz de pintar...; pero el trabajo de esta amazona... es profundamente interesante... y solo me queda hacer una tardía genuflexión...”[14]
Al contraer un matrimonio con un oficial, pudo conocer de primera mano cómo es el día a día de un ejército, lo cual le brindó muchas posibilidades para continuar desarrollando su talento, y además, desarrollar asimismo su faceta de madre, ya que tuvo seis hijos.
Todo ello contando con que no dejó de viajar ni de pintar en toda su vida. Una mujer realmente fascinante.

Tanto Elisabeth como Julia de Asensi poseen en común el pertenecer a familias cultas que les inculcaron una buena formación intelectual. Las dos realizan obras enraizadas en el gusto romántico, de modo algo tardío. En el caso de Julia, conocida sobre todo por sus obras infantiles, esto se aprecia claramente en sus obras para adultos, especialmente en sus leyendad. En el de Elisabeth, sus pinturas de guerra están relacionadas con el Romanticismo por la búsqueda de hechos contemporáneos de carácter violento, buscando lo épico y lo heroico. Además, esta pintora, a la que podríamos definir como "la pintora de batallas",  demuestra que las mujeres también son capaces de realizar temas que hasta ahora parecían destinados exclusivamente a los hombres. 










[1] CASO, A. Ellas mismas, Oviedo, Libros de la letra azul, 2016, página 42.
[2] SOUTHERDEN THOMPSON, Elisabeth:  An autobiography, London, 1922, Capítulo 1, pág. 1 . Su traducción es esta: “Nací en la bonita "Villa Claremont" justo fuera de Lausana y con vistas al lago Lemon. Comencé con buen pie con los padres que la Providencia me dio. Mi padre, culto, bueno, paciente, después de salir de Cambridge salió del  "Gran Tour" y después de su infructuoso intento de entrar en el Parlamento dedicó su ocio a la educación mía y de mi hermana.”
[3] El día 3 de noviembre me puse en contacto con dicha academia para solicitar información acerca de su paso por la academia. Lamentablemente, el 10 de noviembre me respondieron que no poseían información alguna en sus archivos.
[4] Pintor, escultor y academicista francés del siglo XIX. Se especializó en la pintura histórica de temática militar y es famoso por sus representaciones de Napoleón y sus ejércitos.
[5] SOUTHERDEN THOMPSON, Elisabeth:   An autobiography, London, 1922, capítulo 14, pág. 167 “Cuando el nuevo licenciado General  Butler estaba acostado en el hospital de Netley, recién comenzando a recuperarse de la fiebre Ashanti que casi lo había matado al final de esa campaña, su hermana Frances solía leerle los papeles y así aprendieron juntos, cómo, en el banquete de la Real Academia de esa primavera, el Príncipe de Gales y el Duque de Camdridge habían hablado como hicieron de la señorita Elizabeth Thompson. Como papel tras papel hablaba de mí y de mi trabajo. Dijo un día a su hermana, en plena diversión bajo sus espíritus lentamente reavivantes: -Me pregunto si la señorita Thompson se casaría conmigo. Después de dos años, me encontró por primera vez, y un año más iba a pasar antes de que el destino dijera: -¡Ahora
[6] El día 3 de noviembre me puse en contacto con una colección de archivos personales de artistas, los cuales  me enviaron el libro digital de dicho libro autobiográfico.
[7] SOUTHERDEN THOMPSON, Elisabeth:  An autobiography, London, 1922,  capítulo 25, pág. 329 “Al llegar a casa en Irlanda, me puse a trabajar en una serie de acuarelas de color caqui de la guerra para mi próximo "espectáculo individual", que se abrió con gran satisfacción en mayo de 1917. Uno de los temas principales se hizo bajo el impulso de una gran indignación porque la enfermera Cavell había sido ejecutada.”
[8] TÍTULO: The 28th Regiment at Quatre Bras.  (El 28º regimiento en Quatre Bras).
TÉCNICA Y SOPORTE: óleo sobre lienzo  97.2 × 216.2 cm
PROPIETARIO: National Gallery of Victoria, Australia.
FECHA: 1875. 
[9] Información  facilitada por “The National Gallery of Victoria”, Australia, el día 4 de noviembre de 2016.
[10] TÍTULO: The roll call”. (El paso de lista).
TÉCNICA Y SOPORTE: óleo sobre lienzo, 93,3 x 183.5 cm.
PROPIETARIO: Royal Collection.
FECHA: 1874.
[11] La guerra de Crimea fue un conflicto bélico entre el Imperio ruso, regido por la dinastía de los Románov, y la alianza del Reino Unido, el Segundo Imperio francés, el Imperio otomano  y el Reino de Cerdeña, que se desarrolló entre octubre de 1853 y febrero de 1856. Las motivaciones reales de esta guerra fueron, como en cualquier otra guerra de la Edad Moderna, geoestratégicas y económicas.
[12] Gracias a información facilitada por “The Royal Academy” , conocemos que las otras dos pinturas que necesitaron policías para controlar a todo el público que deseaba conocerlas fueron: “Chelsea Pensioners reading the Gazette of the Battle of Waterloo (1818-22)” por David Wilkie y “Derby Day” por William Powell Frith.
[13] TÍTULO: Socotland forever! (Escocia por siempre)
TÉCNICA Y SOPORTE: óleo sobre lienzo, medidas no encontradas.
PROPIETARIO: Leeds Art Gallery
FECHA: 1881
[14] Cita extraída del blog “El rumbo de la historia” http://elrumbodelahistoria.blogspot.com.es/2015/10/elisabeth-thompson-la-pintora-de-las.html


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